Siguiendo la línea arquitectónica Ibizenca, las casitas blancas con sus característicos arcos, abundantes pinos y el mar turquesa y cristalino, dan a Cala d’Or una luz especial.
El pequeño puerto de Cala Llonga, con sus casetas guardabotes de alegres colores, recuerda el espíritu de su creador; libertad, tranquilidad y mar.